24 febrero 2005

Su Tabaco, Garcias (Parte 4)

Parte 4

- Buenos días. ¡Documentación! El agente no dejaba de mirarme de arriba a abajo.

- Buenos días .Si tome. Saqué la cartera y de ella cayó el carné falso de ENAXTAB que había estado “fabricando” el día anterior.

- Y esto ¿Qué es? El agente miró con incredulidad el carné.

- Es que… Yo…bar…. amigo… máquina…tabaco… Dios…

Miles de palabras salieron de mi boca. Ninguna con sentido.

- Y ¿Va a tardar mucho? Preguntó el policía.

- Eeem... No... Poco.... Diez minutos. ¿Pasa algo agente? ¿He hecho algún delito?

- Aún No.¿Tiene monedas sueltas? El policía extendió su mano derecha, entregándome el carné.

- ¡Claro! Dije sacando dos monedas de veinte céntimos. Sólo tenia de veinte, las que tenía de dos euros estaban en la ranura de la máquina…

- ¡Mire ahí está la máquina! El horario de la Zona azul empieza a las 10:00, y son las 10:30. Saque un ticket para el tiempo que quiera. Y si después no viene a ampliar ese tiempo, le pondré una multa de 5 euros. Usted sabrá….

Y el agente se marchó calle abajo para revisar los papelitos que había en los coches, y supongo que a ver si caía alguna multa… y cayó...

En ese mismo momento me di cuenta de que el sol lo tenía a mis espaldas y era imposible que el agente hubiera visto nada en el interior.

Fui corriendo a la máquina e introduje las dos monedas.

“10:32 estacionamiento para las 10:52”, “Recoja su ticket. Gracias”

Y me cercioré de que realmente ponía “Gracias”.

Habían pasado veinticinco minutos, no iba tan mal de tiempo, pero aún quedaba lo peor…

Vísteme despacio que voy con prisa….Pensé mientras empezaba a caminar cada vez más deprisa.

- Vestido estoy, ahora sólo falta correr.

Atravesé las dos manzanas a gran velocidad y justo una puerta antes del bar, me detuve.

Estaba sudando como un cerdo y no sabía si la barba se me había despegado.

La gorra hasta las cejas, una camisa amarilla dos tallas más grandes, una barba completa de “Melchor”…

- ¡Que pinta! Parece que voy a los carnavales. Dije mirando el cristal de la cabina de teléfono que hacía la función de espejo.

Uno se da cuenta de sus propios fallos si los conoce, a no ser que sean muy obvios y los vea todo el mundo...

Cuando me di cuenta tenia todo el mentón irritado por culpa del pegamento de la barba, y lo peor era que no podía rascarme o se despegaría.

Al fin, aspiré profundamente dos veces y adelanté la pierna izquierda para entrar por la puerta.

- ¿Es mejor empezar con la izquierda o con la derecha? Pero si nunca he sido supersticioso… ¿Que estoy diciendo?

No podía detener el temblor de mis piernas.

- ¿Y la voz? ¡Joder! No he caído en ese detalle. Con lo malo que soy haciendo imitaciones.

Miles de dudas atacaron mi cabeza. El pie que había avanzado lo retrasé.

Quería irme a casa. Quitarme esa odiosa barba. Olvidarme del tema.

- ¡Dios como pica! ¡Esto es una mierda!

Una furgoneta color gris pasó por la calle. Lo que me llamó la atención fue la pegatina de la empresa. “ENAXTAB”.

- No. Son ellos… Joder. Joder. Joder. Dije reculando sobre mis pasos.

Habían pasado diez minutos y yo delante de la puerta del bar como un maniquí.

En la calle no había sitio y yo sabía que el único hueco disponible a esa hora, era la zona azul, justo al lado de mi coche. Cinco minutos y ellos estarían aquí.

Di media vuelta y empecé a caminar dirección contraria.

A mi cabeza acudieron pensamientos.

Recuerdo que Fran siempre decía que era un cobarde. Nunca cambiaré.

Además me estaba volviendo loco…

- ¿Cómo es posible que un muerto se reencarne en una máquina de tabaco?

Él siempre me defendía de pequeño… ¿Qué tenia que hacer?

Sólo entrar: Buenos días. Abrir. Sacar. Cambiar. Cerrar. Salir.

La parada del bus mostraba la publicidad del momento.

- “JUST DO IT”… “Sólo Hazlo”. No pienses.

Este era mi momento de demostrarles a todos lo que valía…

Di la vuelta y corrí hacia el bar. La barba arranqué de mi cara y la tiré a una papelera.

Entré en el bar. Berni estaba en la barra.

- Buenos días. Vengo de ENAXTAB. Y dejé el carné sobre el mostrador.

Me dirigí directamente a la máquina y saqué mis herramientas.

- N… ¿Nos Conocemos? Preguntó Berni interrogándome con la mirada.

- No. Siempre viene mi compañero. Pero ahora viene, está aparcando. – Nunca llegaré a saber de donde salió esa voz tan grave.

- ¿Es por el cable no? Dije dirigiéndome hacia el aparato.

- ¿Cómo lo ha sabido? ¡Yo no le dije nada! Dijo Berni, con esa mirada que utiliza para atemorizar a sus victimas. Pero hoy no sería yo la víctima.

- Eeemm. Lo he supuesto. Hay un gamberro por esta zona que es de otra compañía que se dedica a cortar los cables. Un cabronazo. Tiene unas gafas de pasta grandísimas, bajito feo…. Como lo pille un día… lo destrozo. Dije poniendo cara de perro sarnoso.

- A..ah. Creo que tengo una tarjeta de él. Ahora la busco…

Vaya forma de echarse mierda por encima de uno mismo. Éste seguro que llama a la empresa acusándome… pero no tienen pruebas…ya pensaré más tarde en ello.

Abrí la máquina y destornillé la caja de protección de la memoria con los tornillos CX en 5 segundos.

Saqué la otra memoria que había cogido prestada de mi empresa y la reemplacé.

10 segundos más tarde, la caja ya estaba atornillada como si nada hubiera pasado.

Di la vuelta a la máquina y observé el cable en el suelo.

Me dirigí hacia el mostrador y recogí el carné.

- Voy a buscar a mi compañero para que traiga un cable y lo ponga. Enseguida viene. Dije mientras salía por la puerta.

- P.. Pero… ¿Cómo…? Berni se quedó con la boca abierta sin moverse.

Salí del bar y al final de la calle tropecé con el técnico verdadero. Me quité la gorra y me puse las gafas de sol. Que curioso era ver a dos personas en la calle cruzarse con la misma ropa. Camisa amarilla y pantalones azules…

La mejor actuación de mi vida.

Al llegar al coche dos cosas más me asombraron: había pasado un minuto de los veinte que ponía en el ticket de la zona azul y un papelito me informaba de que debía pagar 5 euros de multa.

El guardia pasó por detrás.

- ¡Perdone agente, pero si sólo ha sido un minuto! Dije intentando poner cara de pena.

- Las normas son las normas. Si paga ahora son 2 euros, sino 5. Usted sabrá.

Revisé en mi cartera y volvió a caer el carné falso al suelo.

Sin darle importancia recopilé la colección de monedas de veinte y le serví 10 de ellas en la mano del agente, llegando a la cantidad exacta de dos euros.

- Tome el recibo. Dijo el guardia con cara de satisfacción.

- Gracias. Y me reprimí el comentario de: “Tómese la cervecita a gusto”.

- Oiga. Póngase “After Save” sin alcohol, que tiene toda la cara irritada. Está usted mejor sin barba. ¡Ha hecho bien en afeitarse! El agente que había recogido el carné del suelo, me lo entregó y cerró la conversación con un guiño y una sonrisa.

Ya había conseguido la fuga, pero… ¿Cuanto tiempo resiste un alma sin pilas?

Recordé que tenía a mi supuesto amigo en la mochila, así me metí en el coche y lo saqué pero la pantalla no mostró ningún mensaje.

- Necesito Energía. Dije

Arranqué el coche y me dirigí hacia mi casa. En ella tengo todo lo necesario…

Continuará

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