14 febrero 2005

Lunes

Lunes. Siete de la mañana.
Suena el despertador con el zumbido de siempre. He de acordarme de comprarme un radio despertador o me acabará dando un ataque antes de ir a trabajar.
El lunes es el peor día de la semana. Los cobros, las prisas y el trabajo acumulado del fin de semana esperándote está. Pero lo peor no es eso. Lo peor o “el peor” es ‘Enrique’, mi jefe de planta.
El demonio en persona. Su propio nombre ya inspira miedo en la plantilla de las oficinas del “Banco Ársaluz”. Es un jefe despiadado y lleva la mayor racha de despidos de los últimos 2 años de los 20 que lleva la empresa creada.
Pero los directivos, han visto que ha crecido el rendimiento y los beneficios. Para la empresa es el jefe de planta perfecto, pero para nosotros es como un francotirador en un campo de concentración. Dicen que pronto subirá a dirección pero no me gusta creer en cuentos de hadas. La frase “más vale malo conocido que bueno por conocer” en este caso no es válida. Fijo que el que entrara nuevo no sería ni la mitad de cabrón. Hasta el mismísimo Hitler besaría sus zapatos negros brillantes si él se lo ordenara.

Siete y diez. Vaya me he quedado dormido diez minutos, no puedo llegar tarde otra vez.
Me meto en la ducha corriendo.
Siete y media. Desayuno algo. ¿Desde cuando tengo ese libro encima de la mesa del comedor? He de correr.

Siete y cincuenta. Cojo el metro. Que está a reventar como siempre.

Siete y cincuenta y nueve. Llego sudado a la oficina pero puntual. Nuestro querido Enrique me recuerda que desde que existen las duchas la gente no huele así.
- La próxima vez que vengas como un cerdo a la oficina, te mando al archivo.

Voy a mi mesa. ¿Quién me ha dejado Rosas en la silla? ¿Y mi pantalla del ordenador?
- ¿Quieres hacer el favor de parar el móvil paco?- Le Grito a mi compañero. ¿Qué música más rara, suena igual que mi… ¡Mierda!

Siete y veinte de la Mañana. El despertador lleva veinte minutos sonando y cada vez más alto. Debo ducharme. Como algo antes de meterme en el baño y salgo pitando. ¡Que barba! Pero si no hace tanto que no me afeito…
Siete y media. Salgo de casa y cojo el metro. Nunca había tardado tan poco en ducharme. El Vagón está medio lleno. Otra vez pidiendo con el jodido acordeón. Con lo que me cuesta llegar a fin de mes y éste seguro que se embolsa los seiscientos euros al día. Se me acerca y empieza a tocar la canción de siempre ‘la Torre de Babel’. Lo cierto es que lo hace muy bien, hay una parte que me encanta cuando empieza “in crecendo” con la guitarras. ¿Guitarras?¿Pero no era un acordeón... ¡Mierda no!

Siete de la mañana. Suena mi nuevo radio CD despertador. Es preferible al zumbido que me tenia loco, pero a veces me duermo. Voy a la ducha que ahora tengo tiempo.
¿Y mi ducha? ¿Dónde coño esta e lavabo? Mierda…

Siete y 30 de la mañana. Vaya día. ¿Será un sueño? ¡Que tarde! Me voy sin duchar. Como me diga algo hoy le giro la cara y si me echan que me echen. Que estoy harto del mamón ese.
Ocho y cinco. Enrique está esperando en la puerta. Han cambiado de color las paredes y la decoración.
- Es la segunda vez tarde en dos semanas. A la próxima, te mando al archivo.- dijo Enrique.
- Tú y todos me vais a comer lo que te dije.
Lo cojo de la solapa y le empujo fuera de la empresa. Cae rodando por las escaleras. ¡Cuanta sangre! ¡Dios mío! ¿Qué he hecho? Bajo la escaleras de un salto. Oigo risas. El cuerpo ha desaparecido. Fundido en negro y de pronto estoy sentado en mi sitio de la oficina. Todos me miran y se ríen.
- ¿Cuánto llevo durmiendo? Pregunto sin sentido aparente.
Mi pantalla está cubierta de mantequilla. Esto no está pasando…
Enrique se me acerca con una jeringuilla en la mano. Tiene una grapadora en la cabeza incrustada. Le falta pelo en el cogote y media oreja derecha.
Hoy llego tarde fijo. No se que hora es.

¿Siete de la mañana? Cuanta Luz. Lo veo todo blanco ¿Y mi despertador? Mierda no se que hora es.
¿Porque estoy atado a la cama? ¿Que hago con esta camisa? Mierda no…

Por favor que sean las Siete de la mañana….
Por favor que sean las Siete de la mañana….
Por favor que sean las Siete de la mañana….

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