14 enero 2016

'El chico que amaba a una chica' de Tatiana Alejandra

'El chico que amaba a una chica' de Tatiana Alejandra

Había una vez un chico que amaba a una chica. Había también una chica que amaba a un chico. El chico y la chica andaban juntos y caminaban. A veces descalzos y algunas otras en zapatillas. El chico la amaba a ella. La chica lo amaba a él. Y juntos pensaban que se amaban. O sentían que se amaban. O lo intuían quizás. El chico y la chica hacían las compras juntos una vez por mes. Y de vez en cuando salían a pasear. 

Al chico le gustaba abrazar los árboles. La chica nunca se enteró. A la chica le gustaba tejer. Y el chico tampoco se entero. El chico jugaba a caminar una cuadra entera con los ojos cerrados imaginando cada paso. La chica jugaba a jugar. 
El chico amaba a la chica y casi nunca se lo decía. La chica amaba al chico y se lo decía en cada palabra que salía de su boca. Mientras, caminaban. A veces bailaban. Otras dormían. El chico tenía sueños. La chica tenía ilusiones. El chico y la chica tenían proyectos. El chico llevaba los sueños en la mochila. La chica llevaba las ilusiones en la mano. El chico y la chica se miraban. 

Un día, el chico dejo de mirar a la chica. Y la chica no tuvo a quien mirar. El chico se fue a abrazar árboles. La chica comenzó a transformar su energía. El chico leía solo. La chica jugaba sola. El chico abrazó la raíz del árbol de sus sueños y se amigó. La chica empezó a conocer su espíritu y le gustó. 
El chico y la chica caminaban separados. El chico caminaba para un lado. La chica caminaba para el otro. Los dos caminaban en círculos. Y en ese círculo se encontraron. El chico y la chica creyeron en el amor. El chico amaba a la chica. La chica amaba al chico. Y juntos pensaban que se amaban. O sentían que se amaban. O lo intuían quizás. El chico y la chica llevaron el sillón al balcón. 

Y juntos miraban el atardecer. El chico sacaba fotos con una cámara. La chica guardaba los atardeceres en el alma. El chico quería escribir un libro. La chica quería plantar un árbol. El chico y la chica adoptaron un perro. El chico no escribió un libro. La chica plantó muchos árboles. El chico abrazaba todos esos árboles que la chica plantaba. La chica nunca se entero. La chica quería leer un libro. El chico tampoco se entero. 
El chico y la chica viajaban juntos. La chica miraba el mar.

El chico enterraba los pies en la arena. El chico y la chica caminaban de la mano. El chico agarraba la mano de la chica. La chica cruzaba su brazo por el brazo del chico. El chico tenía miedo. La chica no se entero. La chica también tenía miedo. El chico lo intuía pero tampoco se entero. El chico y la chica llevaron la televisión a la pieza. La chica necesitaba la tele prendida para dormirse. El chico necesitaba la tele prendida para no despertarse. La chica sacaba a pasear al perro. El chico no la acompañaba. El chico se iba a mirar los partidos de fútbol a un bar. La chica no lo acompañaba. El chico no quería que la chica lo acompañe. La chica si quería que el chico la acompañe. El chico miraba a la chica. La chica tenía miedo que el chico la deje de mirar otra vez. 

Y el chico la volvió a dejar de mirar. Y la chica no tenía quién la mire. La chica decidió mirarse ella misma. El chico se quedó sin su espejo. El chico y la chica dejaron de caminar juntos. El chico caminaba para un lado. La chica caminaba para el otro. Y el perro caminaba con los dos. Y el perro fue un poco la excusa. 

Y el árbol fue el otro poco. Y el libro el espacio que quedaba. El chico abrazaba los árboles. A la chica los árboles la abrazaban. El chico pidió perdón. La chica aceptó disculpas. El chico comenzó nuevamente a caminar al lado de la chica. La chica tenía miedo. El chico amaba a la chica. La chica tenía miedo. El chico amaba más a la chica. La chica tenía mas miedo. El chico miraba a la chica. La chica miraba su espejo. La chica plantaba árboles. El chico no escribía libros. El chico adopto peces. La chica dejó de comerlos. El chico y la chica caminaban juntos. 


El chico agarraba a la chica de la mano. La chica cruzaba sus piernas con las piernas del chico. El chico leía para dormirse. La chica leía para aprender. El chico y la chica miraban la tele. El chico sacaba fotos de la chica. La chica miraba al chico. El chico miraba a la chica con la cámara en sus ojos. La chica miraba al chico a los ojos. 

El chico tenía un trabajo. La chica tenía muchos. El chico trabajaba en su trabajo. La chica jugaba a trabajar. La chica tenía los ojos radiantes. El chico tenía los ojos tristes. La chica acompañaba al chico. 

El chico disfrutaba de la libertad de la chica. El chico abrazaba a la chica. La chica abrazaba a la vida. El chico se quedó sin el único trabajo que tenía. La chica tenía miedo. Y el chico se despertó. Y eligió escribir un libro. Y eligió plantar árboles. Y eligió dar vida. Y eligió amar. La chica ya estaba lejos. El chico amaba a la chica. La chica amaba la vida. El chico la dejó ir. Y la chica se fue.



Relato enviado por Tatiana Alejandra Forero Duque
 Gracias Tatiana por enviar tu relato ;)

1 comentario:

Estefanía Toro dijo...

Sublime... Muy original la narración de este relato, gran trabajo de Tatiana sin duda alguna.
Me quedo siguiendo esta maravilla de blog con gran recopilación de relatos, quizá algún día me anime a participar.