04 septiembre 2007

'Te puede pasar a ti' de Bejopa

Te puede pasar a ti
Me desperté sobresaltado, eran las cuatro de la madrugada y frías gotas de sudor bajaban por mi frente, las pastillas para dormir no habían surtido efecto y sabía que no iba a poder volver a dormir, definitivamente no estaba preparado para todo lo que me iba a suceder hoy.

Cuando sonó el despertador llevaba varias horas despierto, en la mesa me esperaba ese suculento desayuno que sabía que no iba a poderme comer, un nudo apretaba mi estomago como si una soga atravesara mi vientre, los nervios crecían minuto a minuto y la hora se acercaba, ya no había marcha atrás.

Hoy era mi primer día en Huesca, una pequeña ciudad de provincias que sorprendentemente tenía una gran cantidad de puestos vacantes en los institutos de secundaria. “¿Quién me había mandado presentarme a las oposiciones en una ciudad situada a mil kilómetros de mi casa?”, llevaba menos de 24 horas en la ciudad y ya echaba de menos los paseos por la playa, los buenos días de mi madre, el olor a romero de las calles de mi pueblo, todo.

El taxi no tardó en llegar y me subí en él con pocas ganas y mucho miedo, le indiqué la dirección del centro al que me dirigía y el vehículo se adentró en la ciudad, que se despertaba a la vez que yo; las tiendas abrían sus puertas, las madres llevaban a los adormilados niños al colegio, los ejecutivos hablaban por el móvil, de repente me relajé, todo iría bien.

Entré en el enorme recibidor del instituto y no se oía un alma, miré el reloj pensando que quizá llegaba tarde y me dirigí a la sala de profesores, allí había media docena de compañeros que me recibieron mejor de lo que esperaba, me dijeron que el primer día los alumnos llegan una hora más tarde y esa primera hora la reservan para los profesores, sin darme pie a decir que no, un hombre de barba prominente y ojos saltones me ofreció un café que sabía a rayos, mientras una mujer que parecía tener ochenta años me obligó a comer un reseco bizcocho que había hecho su nieta, al segundo mordisco empecé a sentirme mal y me desmayé.

Cuando me desperté todo estaba oscuro, sólo una luz intermitente que señalaba que eran las seis de la tarde iluminaba esa habitación, en ese momento pensé que los chavales habrían estado esperando mucho rato y traté de incorporarme pero fue imposible, algo me retenía en esa gélida estancia.

Casi sin darme tiempo a reaccionar, unos pasos se oyeron al fondo de la habitación y los fluorescentes se encendieron cegándome totalmente, cuando empecé a recuperar la visión, la sombra de un hombre se apareció frente a mí, llevaba una bata blanca, unas gafas de pasta, su cabeza estaba totalmente afeitada y sus enormes ojos azules te atravesaban como si de un disparo se tratara.

Cuando intenté hablar no me salían las palabras, parecía que tenía la lengua dormida, el siniestro hombre me puso la mano en la frente y susurro: “No se moleste en preguntar, no le voy a decir nada…todavía”

CONTINUARÁ
Relato enviado por BeJoPa
Gracias BeJoPa por enviar tu relato.
http://www.bejopa.com/tepuedepasarati.htm#112189554

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